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Soy virtual, luego existo

- “Estoy muy triste.”
- “¿Por lo de tu ex?”
- “No qué va. Estoy triste porque nadie me ha pelado hoy en el Twitter, como si me estuvieran haciendo la ley del hielo, como si no existiera.”

Esa conversación es real. Muchos de mis amigos me consideran cyberadicta; yo me considero cyberadicta, pero amateur. Piensan que soy muy clavada y que me la paso en la red, pero más bien ellos no están lo suficiente como debería ser. Conozco gente que en verdad tiene serios problemas de ser geek.

Pero el ser geek, estar conectado 24 horas los 7 días de la semana es ¿cómo decirlo? Una necesidad imperante, por lo menos para mí. Ahora mismo, mientras escribo este texto, estoy en un avión y ya quiero llegar para conectarme y postearlo. El poder de las redes sociales es cada vez mayor, y es un hecho que reducen la famosa teoría de los 6 grados a simplemente 1 o 2. También dan esa sensación de “cercanía” y la posibilidad de tener más de mil “amigos”, platicar con ellos diario, “interactuar”.

Pero qué pasa con la verdadera interacción, el contacto humano, físico que deben tener las relaciones. Si bien las redes sociales nos acercan, también logran alejarnos. Tuve un novio que prácticamente sólo veía por el Messenger… Bueno, lo leía. Pero también tengo amigos que hace mucho no veo, y el Messenger es un medio para mantenernos en contacto.

No me malinterpreten, evidentemente no satanizo a las redes sociales ni mucho menos a mi preciado Internet. Solamente lo veo como un arma de dos filos, lo amo y lo odio, es mi mejor amigo y mi peor enemigo. En realidad yo sin Internet no puedo vivir. Todo lo que quiero lo encuentro ahí: desde la pizza, la función del cine, mi casa, el dato curioso, hasta… Bueno, dejémoslo en hasta lo que me ha convertido en cyber psyco. Por qué sí, lo confieso, a veces me ha dado eso de andar buscando lo que no debo y como dicen, el que busca encuentra, y más si lo hace a través de Google.

Estoy segura que ese sentimiento de no existir si no se mantienen relaciones virtuales no es sólo mío. Creo (espero) que muchos de los que leen esto, o de los que andan ahí afuera navegando, se sienten igual. La red se ha convertido en el segundo hogar, o tal vez en el primero porque la podemos llevar a donde se nos pegue la gana y siempre está con nosotros. Es nuestro lugar de confort, nuestro refugio, en el que plasmamos ideas y pensamientos (de 140 caracteres o más) para “dejar huella”, esparcirlos como cookies o worms y poder ser, ser alter egos, ser uno mismo, ser cyberadictos, ser wavers, bloggers, tweeters, facebookeros, geeks, ser en todo momento y en todo lugar, ser virtuales para después regresar a nuestra realidad.

2 comentarios:

macosta5811 dijo...

Coincido plenamente; internet es como un segundo hogar, y cada vez encontramos un espacio entrañable en estar conectado. Aún no es el primero porque no estoy conectado en el mundo real. Saludos y buena reflexión!

Ana Leckenby dijo...

Y cuando vives lejos se vuelve aun mas intenso porque se convierte en la ventana a tu familia, a lo que dejaste y una forma de estar en sus vidas aunque fisicamente no sea posible. Para mi son esenciales tanto para el trabajo, la familia, los amigos, el conocimiento, la discusion de temas de interes, y hasta chismes del espectaculo de alla de mexico jaja